El 3 de agosto de 2020, el rey emérito Juan Carlos I abandonó España rumbo a Emiratos Árabes Unidos en medio de una creciente controversia sobre su vida privada y su implicación en presuntos casos de corrupción. Su marcha se produjo tras meses de especulación y supuso un hito en la historia de la monarquía española, generando un intenso debate político y social.
La decisión del exmonarca fue anunciada a través de una carta enviada a su hijo, el rey Felipe VI, en la que justificaba su marcha por la repercusión pública de ciertos acontecimientos del pasado y con el objetivo de facilitar el ejercicio de las funciones de su sucesor. La salida de Juan Carlos I representó el punto álgido de una serie de escándalos que habían socavado la imagen de la monarquía, afectando directamente a la institución y a la estabilidad de la Corona.
Entre las principales polémicas que rodeaban al exmonarca estaba la investigación sobre presuntas comisiones ilegales recibidas por la adjudicación del AVE a La Meca en Arabia Saudí, así como la existencia de cuentas opacas en Suiza. Estas revelaciones, publicadas por medios internacionales, pusieron en entredicho su legado y provocaron un distanciamiento con la Casa Real, lo que llevó a Felipe VI a renunciar públicamente a la herencia de su padre en marzo de 2020.
La salida de Juan Carlos I fue interpretada por algunos sectores como una huida ante la presión judicial, mientras que otros la consideraron un gesto de responsabilidad para proteger la monarquía. La decisión fue respaldada por el Gobierno de Pedro Sánchez, que defendió la medida como una forma de preservar la estabilidad institucional, aunque también fue criticada por quienes exigían una mayor rendición de cuentas del exmonarca.
Desde su exilio en Abu Dabi, Juan Carlos I ha mantenido un perfil bajo, limitando sus apariciones públicas y sin pronunciarse sobre las investigaciones en su contra. Aunque su salida no supuso una abdicación formal de sus derechos como rey emérito, sí marcó un punto de inflexión en la historia reciente de España, evidenciando la transformación y los desafíos de la monarquía en el siglo XXI.
A día de hoy, el debate sobre su regreso a España sigue abierto, y su figura continúa generando controversia. Su salida no solo afectó su legado personal, sino que también reavivó el debate sobre el futuro de la monarquía en España, con un aumento de las voces republicanas que cuestionan la continuidad del modelo actual.