Led Zeppelin regresó a los escenarios el 10 de diciembre de 2007 para ofrecer un concierto único en el O2 Arena de Londres. Este histórico evento fue organizado como un homenaje a Ahmet Ertegun, cofundador de Atlantic Records, quien había sido un gran impulsor de la banda en sus inicios. La noticia de la reunión de Led Zeppelin generó una expectativa sin precedentes, ya que era la primera vez en 27 años que la legendaria banda británica ofrecía un show completo. La demanda de entradas fue abrumadora: más de 20 millones de personas intentaron conseguir un boleto, pero solo 18,000 afortunados pudieron presenciar el espectáculo en vivo.
Ahmet Ertegun fue un personaje fundamental en la historia de Led Zeppelin. Como fundador de Atlantic Records, confió en la banda cuando todavía eran desconocidos y les ofreció un contrato que les otorgaba total libertad creativa, algo inusual en la industria discográfica de la época. Su influencia fue clave para que el grupo se convirtiera en uno de los más grandes exponentes del rock. Tras su fallecimiento en 2006, se organizó un concierto tributo con la participación de artistas de renombre como The Who, Mick Jagger, Eric Clapton y Paul Rodgers, pero el evento alcanzó una magnitud inesperada cuando se confirmó la reunión de Led Zeppelin.
Uno de los mayores desafíos del regreso de la banda era reemplazar a su icónico baterista, John Bonham, fallecido en 1980. En su lugar, Led Zeppelin decidió incorporar a Jason Bonham, hijo del legendario músico, quien ya tenía una destacada carrera como baterista. Su participación fue clave para mantener la esencia y el sonido original de la banda, algo que muchos seguidores y críticos destacaron positivamente tras el concierto. Con esta formación, integrada por Robert Plant en la voz, Jimmy Page en la guitarra, John Paul Jones en el bajo y teclados, y Jason Bonham en la batería, el grupo volvió a reunirse para un espectáculo que pasaría a la historia.
El setlist de la noche estuvo compuesto por 16 canciones, abarcando gran parte del repertorio clásico de la banda. La noche comenzó con «Good Times Bad Times», el primer tema del álbum debut de Led Zeppelin en 1969, marcando así un regreso poderoso a los escenarios. Le siguieron éxitos como «Ramble On», «Black Dog» y «No Quarter», cada uno recibido con ovaciones por parte del público. Uno de los momentos más memorables fue la interpretación de «Stairway to Heaven», la canción más emblemática de la banda, que fue coreada por todos los asistentes en una atmósfera de pura emoción. Otros temas como «Dazed and Confused», «Kashmir» y «Whole Lotta Love» mantuvieron la intensidad del show, mientras que la banda cerró la noche con «Rock and Roll», dejando una impresión imborrable en sus seguidores.
La crítica especializada no tardó en reaccionar ante el evento. Medios de comunicación y revistas de música de todo el mundo coincidieron en que Led Zeppelin no solo había cumplido con las expectativas, sino que las había superado. La voz de Robert Plant se mantuvo en excelente forma, Jimmy Page entregó solos magistrales y John Paul Jones demostró su habilidad en el bajo y los teclados. Jason Bonham, por su parte, fue ampliamente elogiado por su capacidad para replicar el estilo de su padre y aportar su propia energía al grupo.
El impacto del concierto no se limitó a esa noche. Años después, en 2012, se lanzó el álbum y la película «Celebration Day», una grabación oficial del evento que permitió a millones de fanáticos en todo el mundo revivir la experiencia. Este material fue aclamado tanto por la crítica como por los seguidores de la banda, consolidando el concierto de 2007 como uno de los momentos más importantes en la historia del rock.
A pesar del éxito del show, la reunión de Led Zeppelin no se convirtió en un regreso definitivo. Aunque hubo rumores sobre una posible gira mundial, Robert Plant dejó claro que no estaba interesado en continuar con la banda a largo plazo. Jimmy Page y John Paul Jones expresaron su deseo de seguir tocando, pero sin la participación de Plant, cualquier intento de reunión quedó descartado. Para muchos, el concierto de 2007 fue la despedida perfecta para Led Zeppelin, una banda que logró cambiar la historia de la música y cuyo legado sigue vivo en cada una de sus canciones.