El 10 de junio de 2007, Rafael Nadal logró su tercer título consecutivo en Roland Garros, reafirmándose como el rey absoluto de la tierra batida. Con tan solo 21 años, el tenista español venció en la final al suizo Roger Federer, el número uno del mundo, con un marcador de 6-3, 4-6, 6-3 y 6-4. Esta victoria no solo consolidó su dominio en París, sino que también lo convirtió en el primer jugador en la Era Abierta en ganar sus tres primeras participaciones en Roland Garros, igualando una hazaña que solo había logrado el legendario Björn Borg.
Un Torneo Impecable de Nadal
Desde el inicio del torneo, Nadal dejó claro que era el gran favorito para llevarse el título. Llegaba a París con un impresionante récord de 81 victorias consecutivas en tierra batida, la racha más larga en la historia del tenis en esta superficie.
En las primeras rondas, Nadal mostró su superioridad sin ceder un solo set. En la primera ronda venció fácilmente al argentino Juan Martín del Potro, quien más tarde se convertiría en una estrella del circuito. Luego superó a jugadores como Flavio Cipolla, Albert Montañés y Lleyton Hewitt, sin grandes dificultades.
En cuartos de final se enfrentó al español Carlos Moyá, su ídolo de la infancia y ex número uno del mundo, a quien derrotó por 6-4, 6-3 y 6-0. En semifinales, se midió al serbio Novak Djokovic, un joven talento que ya mostraba su potencial. Nadal se impuso por 7-5, 6-4 y 6-2, asegurando su tercera final consecutiva en Roland Garros.
La Gran Final: Nadal vs. Federer, el Clásico del Momento
El duelo entre Rafael Nadal y Roger Federer ya era un clásico del tenis mundial. En 2006, se habían enfrentado en la final de Roland Garros, con victoria para Nadal, y en 2007 se volvieron a ver las caras. Federer, quien buscaba completar el Grand Slam de su carrera con su primer título en París, llegaba con confianza tras haber ganado el Masters de Hamburgo, donde había derrotado a Nadal en tierra batida por primera vez.
Sin embargo, la historia fue diferente en la final de Roland Garros. Nadal comenzó el partido con un gran nivel, imponiendo su potencia y defensa férrea. En el primer set, el español quebró el saque de Federer y se lo llevó por 6-3.
En el segundo set, Federer mostró su mejor tenis, atacando con su revés y subiendo a la red para cortar los largos intercambios de fondo. Logró un quiebre clave y ganó el set por 6-4, igualando el partido.
El tercer set fue un punto de inflexión. Federer tuvo 10 oportunidades de quiebre, pero Nadal salvó todas con una mentalidad inquebrantable. Finalmente, el español consiguió romper el saque del suizo y se llevó el set por 6-3, quedando a un paso del título.
En el cuarto set, Federer luchó por mantenerse en el partido, pero Nadal demostró por qué era el mejor en tierra batida. Con golpes profundos, una movilidad increíble y su inagotable resistencia, cerró el encuentro con un 6-4, asegurando su tercera corona en París.
Un Título Histórico y un Récord Inquebrantable
Con este triunfo, Nadal se convirtió en el primer jugador desde Björn Borg en ganar tres Roland Garros consecutivos. Además, extendió su racha de victorias en París a 21 partidos, manteniéndose invicto en el torneo.
El triunfo también reforzó su dominio sobre Federer en tierra batida, con un balance de 8-1 a su favor en esa superficie. Aunque el suizo seguiría siendo el número uno del mundo, quedaba claro que Nadal era su mayor desafío, especialmente en Roland Garros, donde Federer aún no había logrado destronarlo.
La Consolidación de una Leyenda
La victoria en Roland Garros 2007 no solo fue un título más para Nadal, sino una confirmación de que estábamos viendo el nacimiento de una leyenda. Con apenas 21 años, Nadal ya era considerado el mejor jugador de tierra batida de la historia, y aún tenía mucho camino por recorrer.
Años después, Nadal seguiría acumulando títulos en París, hasta convertirse en el jugador con más títulos en la historia de Roland Garros. Pero todo comenzó en estos primeros años, cuando demostró que no había nadie que pudiera desafiarlo en la arcilla de París.
En 2007, Rafael Nadal no solo ganó un trofeo, sino que consolidó su legado como el “Rey de la Tierra Batida”.