En 2018, el fin del acuerdo nuclear con Irán representó un cambio drástico en la política internacional y un revés significativo para los esfuerzos de diplomacia mundial. El acuerdo nuclear de 2015, conocido como el Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA), había sido firmado entre Irán y un grupo de seis potencias mundiales: Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Rusia, China y Alemania. El acuerdo tenía como objetivo limitar el programa nuclear de Irán a cambio de un levantamiento de sanciones internacionales. Sin embargo, en mayo de 2018, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció la retirada de su país del acuerdo, lo que marcó el fin de un pacto clave para la seguridad y estabilidad en el Medio Oriente.
El anuncio de la salida de Estados Unidos del acuerdo nuclear fue un golpe devastador para la diplomacia internacional, ya que representó un incumplimiento de los compromisos asumidos por la administración de Barack Obama en 2015, cuando se alcanzó el acuerdo con Irán. Trump, quien había sido un crítico feroz del acuerdo durante su campaña presidencial, argumentó que el JCPOA no lograba detener por completo el desarrollo nuclear de Irán y que el levantamiento de las sanciones había permitido al régimen iraní financiar actividades desestabilizadoras en la región, como su apoyo a grupos terroristas y su presencia en países como Siria. La decisión fue controvertida y provocó reacciones divididas a nivel mundial.
La retirada de Estados Unidos del acuerdo nuclear de Irán tuvo un impacto inmediato en las relaciones internacionales. Europa, representada por Reino Unido, Francia y Alemania, lamentó la decisión de Trump y reiteró su compromiso con el acuerdo, tratando de mantenerlo vigente con la participación de Irán. Estos países intentaron presionar a Estados Unidos para que reconsiderara su postura, argumentando que el acuerdo había sido exitoso en frenar el desarrollo de armas nucleares por parte de Irán y que la retirada estadounidense podría desestabilizar aún más la región. Sin embargo, el gobierno de Trump insistió en que el JCPOA no era suficiente y que había que buscar un nuevo acuerdo que abordara no solo el programa nuclear, sino también las actividades regionales de Irán y su desarrollo de misiles balísticos.
Tras la retirada de Estados Unidos, las sanciones económicas impuestas por Washington a Irán fueron restauradas y endurecidas, afectando gravemente la economía iraní. Irán, por su parte, reaccionó con un incremento en su producción nuclear, lo que llevó a una serie de tensiones diplomáticas y a un aumento de las preocupaciones internacionales sobre una posible escalada en el conflicto nuclear. A pesar de los esfuerzos diplomáticos por parte de Francia, Reino Unido y Alemania para salvar el acuerdo, la reacción negativa de Irán ante las sanciones y su creciente desconfianza en el compromiso de Occidente con el JCPOA provocaron un clima de incertidumbre.
La retirada de Estados Unidos también generó consecuencias a nivel regional. Irán comenzó a incrementar sus actividades militares en el Medio Oriente, especialmente en países como Siria, Irak y Líbano, donde apoyaba a grupos como Hezbollah y otros actores pro-iraníes. Esto aumentó las tensiones con sus rivales en la región, especialmente con Arabia Saudita e Israel, que veían con creciente preocupación la expansión de la influencia iraní. La decisión de Trump también contribuyó al aumento de la polarización entre las grandes potencias en el Medio Oriente, donde las alianzas y rivalidades se intensificaron a medida que el acuerdo nuclear se desmoronaba.
La retirada estadounidense del acuerdo nuclear también provocó un enfrentamiento diplomático entre Estados Unidos y las potencias europeas que se mantenían comprometidas con el JCPOA. La Unión Europea, a través de su alto representante para la Política Exterior, Federica Mogherini, trató de mantener el acuerdo vivo a pesar de la presión de Washington. Los países europeos intentaron establecer un mecanismo para evitar las sanciones de Estados Unidos y permitir que las empresas europeas continuaran haciendo negocios con Irán. Sin embargo, el impacto de las sanciones estadounidenses fue tan fuerte que muchas compañías europeas comenzaron a retirarse del mercado iraní, lo que debilitó aún más la economía del país y redujo la credibilidad del acuerdo.
El fin del acuerdo nuclear con Irán también tuvo repercusiones en el diálogo multilateral sobre el desarme nuclear. El JCPOA había sido considerado un modelo para la diplomacia nuclear y el compromiso internacional en la prevención de la proliferación de armas nucleares. La decisión de Trump de retirarse del acuerdo generó temores sobre la efectividad de los acuerdos multilaterales y debilitó la confianza en la diplomacia internacional en otros contextos, como en las negociaciones sobre el desarme nuclear en la península de Corea y otras regiones.
El fin del acuerdo nuclear con Irán en 2018 representó un giro drástico en la política internacional, con consecuencias que fueron más allá del ámbito nuclear. La retirada de Estados Unidos del JCPOA desató tensiones diplomáticas, afectó la economía iraní y exacerbó las rivalidades regionales en el Medio Oriente. También puso en evidencia las diferencias profundas entre las grandes potencias sobre cómo abordar los desafíos nucleares y de seguridad global. La decisión de Trump fue un punto de quiebre en la política internacional, cuyas repercusiones siguen siendo relevantes en la actualidad, especialmente en términos de la estabilidad y la seguridad global.