Una de las noticias más importantes de España en 2016 fue la crisis política por la falta de gobierno. El año estuvo marcado por una prolongada incertidumbre política que comenzó tras las elecciones generales de diciembre de 2015. Ningún partido logró una mayoría suficiente para formar un gobierno, lo que dio inicio a una serie de situaciones de bloqueo que mantuvieron a España sin un Ejecutivo estable durante gran parte del año. Este estancamiento político puso en evidencia las tensiones en el sistema político español y la dificultad para llegar a acuerdos en un momento de fragmentación parlamentaria.
La situación política tras las elecciones de diciembre de 2015 fue difícil de resolver. En ese momento, los partidos tradicionales, como el Partido Popular (PP), el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y otros, no lograron alcanzar los consensos necesarios para formar una coalición. A pesar de los esfuerzos de los líderes políticos por lograr una investidura, las negociaciones fueron infructuosas, lo que llevó a la convocatoria de nuevas elecciones en junio de 2016. Estas elecciones, al igual que las anteriores, no lograron resolver la crisis, ya que el PP ganó nuevamente, pero sin obtener una mayoría absoluta. A pesar de ser el partido más votado, el PP se encontró ante un panorama complicado para formar un gobierno sin la colaboración de otros partidos.
La falta de mayoría absoluta del PP en las elecciones de junio de 2016 generó aún más tensión en el panorama político. Mariano Rajoy, líder del PP y candidato a la presidencia, se vio obligado a buscar acuerdos con otros partidos para intentar obtener su apoyo en la investidura. Sin embargo, las negociaciones fueron difíciles debido a las diferencias ideológicas entre los principales actores políticos, lo que contribuyó a la prolongación de la crisis. El PSOE, el principal partido de la oposición, mantuvo una postura firme en contra de la investidura de Rajoy, lo que dificultó aún más la resolución del conflicto.
Después de varios intentos fallidos de investidura y un clima de incertidumbre política que afectaba tanto a la ciudadanía como a las instituciones, la situación parecía llegar a un punto muerto. Fue en este contexto que, en septiembre de 2016, el PSOE decidió cambiar de postura y, finalmente, permitió que Mariano Rajoy fuera reelegido presidente del Gobierno, a pesar de no apoyarlo directamente. El PSOE optó por una abstención en la votación de investidura, lo que permitió que Rajoy lograra los votos suficientes para ser reelegido presidente en octubre de 2016. Esta decisión puso fin a casi diez meses de bloqueo institucional, aunque las tensiones y la fragmentación política continuaron marcando el panorama español.
La crisis política de 2016 fue un reflejo de los profundos cambios en el sistema político de España, impulsados por la irrupción de nuevos partidos como Podemos y Ciudadanos. Estos partidos, al no estar dispuestos a ceder ante los tradicionales acuerdos entre el PP y el PSOE, generaron un escenario de pluralidad que dificultó la formación de coaliciones estables. La crisis mostró la fragilidad del sistema político español ante una nueva realidad parlamentaria, en la que los acuerdos y la negociación se volvieron fundamentales para evitar el bloqueo.
El final de la crisis política en octubre de 2016 no significó, sin embargo, una solución definitiva a los problemas del sistema político español. Las tensiones entre los partidos continuaron siendo evidentes, y la falta de consenso sobre cuestiones clave, como la reforma constitucional y la situación en Cataluña, siguió siendo un tema candente en la política española. La falta de gobierno durante esos meses dejó una huella en la percepción de la política en España, mostrando que, en un contexto de polarización y fragmentación, las dificultades para alcanzar acuerdos pueden paralizar el funcionamiento normal de las instituciones.
La crisis política en España durante 2016 fue una de las más relevantes de la historia reciente del país. La falta de acuerdo tras las elecciones de diciembre de 2015, la convocatoria de nuevas elecciones y la posterior reelección de Mariano Rajoy tras una serie de negociaciones complicadas, marcaron un periodo de incertidumbre política que afectó a toda la sociedad española. Aunque finalmente se logró formar un gobierno, la crisis reveló las fragilidades del sistema político y la necesidad de encontrar nuevas formas de consenso en un panorama cada vez más fragmentado.