La ONU reconoce a Palestina

El 29 de noviembre de 2012 quedó marcado en la historia como un día clave para la causa palestina. En una votación trascendental, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó el reconocimiento de Palestina como Estado observador no miembro, un estatus que, si bien no otorgaba plena soberanía ni participación en las decisiones del organismo, sí representaba un paso significativo hacia su reconocimiento internacional. La resolución fue aprobada con una amplia mayoría, con 138 votos a favor, 9 en contra y 41 abstenciones, reflejando un creciente apoyo global a la causa palestina.

El reconocimiento otorgó a Palestina una mayor legitimidad en la esfera internacional, permitiéndole acceder a organismos y tratados internacionales, incluyendo la posibilidad de presentar denuncias ante la Corte Penal Internacional. Sin embargo, la decisión fue recibida con gran descontento por Israel y Estados Unidos, que argumentaron que el único camino viable hacia la creación de un Estado palestino debía ser a través de negociaciones bilaterales y no mediante resoluciones de la ONU.

La respuesta israelí no tardó en llegar. Apenas horas después de la votación, el gobierno de Benjamín Netanyahu anunció la reactivación de su polémico plan para la construcción de asentamientos en Cisjordania y Jerusalén Este, una decisión que fue duramente criticada por la comunidad internacional, ya que representaba un obstáculo para la solución de dos Estados. La construcción de estos asentamientos ha sido uno de los principales puntos de conflicto entre israelíes y palestinos, pues son considerados ilegales por la ONU y la mayoría de los países.

Este reconocimiento llegó en un contexto de alta tensión en la región. Apenas unos días antes, el Ejército israelí lanzó una ofensiva sobre la Franja de Gaza, el 14 de noviembre, tras el asesinato del líder militar de Hamás, Ahmed Jabari. La operación, denominada «Pilar Defensivo», provocó un conflicto de seis días en el que murieron más de 100 palestinos y al menos seis israelíes. Durante esos días, Israel llevó a cabo intensos bombardeos sobre Gaza, mientras que Hamás y otras facciones palestinas lanzaron cohetes contra territorio israelí, incluyendo Tel Aviv y Jerusalén.

El conflicto llegó a su fin el 21 de noviembre, cuando Egipto medió un alto el fuego entre ambas partes. Sin embargo, la tregua no resolvió las tensiones subyacentes y la situación en la región siguió siendo extremadamente volátil. La ofensiva militar y el posterior reconocimiento de Palestina como Estado observador evidenciaron las profundas divisiones existentes dentro de la comunidad internacional sobre el conflicto.

Para los palestinos, el reconocimiento de la ONU representó un triunfo diplomático y un paso más en su lucha por la autodeterminación. Sin embargo, Israel y sus aliados insistieron en que esta decisión no cambiaría la realidad sobre el terreno y que el verdadero camino hacia la paz pasaba por negociaciones directas. A pesar del simbolismo del reconocimiento, los desafíos para la creación de un Estado palestino plenamente soberano siguieron siendo enormes, con Cisjordania fragmentada por asentamientos israelíes y Gaza bajo bloqueo.

A lo largo de los años, el estatus de Palestina en la ONU ha permitido que su liderazgo participe con mayor peso en foros internacionales y que busque vías diplomáticas para presionar por su causa. Sin embargo, las soluciones políticas al conflicto han seguido siendo esquivas, y la lucha por la independencia palestina continúa en un escenario marcado por la violencia, los acuerdos fallidos y la falta de consenso en la comunidad internacional sobre el camino a seguir.

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